sábado, diciembre 06, 2014

Bestiario. Borrador.

Las moscas en general, no pueden dejar de volar nunca en su vida. Entre toda la población de moscas existente en la tierra solo un determinado numero de ellas puede descansar y reposar en la ropa de alguien, o en sus orejas o en las ancas de alguna vaca. Cuando alguna mosca descansa, otra instantáneamente muere. Eso es considerado asesinato entre su especia y por eso las moscan tienen tantos ojos: para juzgar a las que aflojan las alas y para poder esconderse bien de cualuier ptra mosca que pudiera mirarla de reojo. 
¿Qué se hace con las moscas asesinas?

jueves, diciembre 04, 2014

Coco Channel no existirá.

Los años se hicieron transparentes. Las sonrisas todas fueron una serie. Un rompecabezas que se encajó. Todos los diálogos y las borracheras tuvieron su lugar ignorado. Las pijamas, los cafés y los regalos. Las cartas más lejanas. Los años se hicieron transparentes y las distancias reales y los regresos indefinidos. Todo el pasado es transparente, es cristal ensamblado. Hay que mantenerlo como recuerdo. 

viernes, octubre 10, 2014

La felicidad es una bola de masa
Que está perdida
Y cuando la encuentras
Debes tirarte sobre ella
O ponerla entre tus manos 
Y aplastarla comp tortilla
O pisarla como aguacate podrido
Y seguir pisándola
O jugando con ella
Para este momento tendrás gente a tu alrededor mirando
Pero no dejes de juugar con la masa
Extiéndela
Tírala al suelo
Tírala al aire
Tírate sobre ella
Tírala sobre ti
Date vueltas
Dale vueltas
Extiende tus brazos y luego gira tu torso 
Sobre su eje axial
Y encógete de piernas
Que se enrede
Luego haz lo mismo
Pero más rápido
Y en sentido opuesto
Que te cubra
Y hazte una bola de pan
Y felicidad caliente

Estudio medicina.

Confieso que estudio medicina y con mucha frecuencia no entiendo ciertos conceptos que a todos les parecen en sumo claros. A veces no tengo argumentos para afirmar que un término es sinónimo de otro o no comprendo bien al punto al que se pretende llegar a través de un cálculo porque no conozco la metodología ni el proceso que se lleva a cabo en el hospital para realizar la actividad mencionada al caso. En este sentido tengo gran parte de la culpa, porque nunca en los años anteriores puse interés en aprender estos conceptos o estos procesos. Quizás porque pensaba que nunca serían útiles para mí o que nunca yo debiera conocerlos o por pura apatía. También debo confesarme que nunca voy a los hospitales porque digo que no ayudo en nada, pero no comprendía que el motivo de mi asistencia a esos lugares no era ayudar, porque mi ineptitud es casi absoluta, el motivo real de mi asistencia los hospitales es ayudarme. No soy yo el que debe proporcionar ayuda sino ahí debo encontrar ayuda para mí y para mi futuro ejercicio profesional. Tardé tres años en comprenderlo. Acaso la parte teórica de la medicina no se correspondía con la parte práctica o se correspondían en laxitud. Es complicado atinar al motivo de mi falta de perspicacia en ese asunto. También es incongruente para mí lo confuso de algunos aspectos que a todos parecen serles obvios. 
Hace poco le pregunté al profesor cuánta glucosa había en una solución glucosada al 10%. Él me trató como si fuera un retrasado mental y me respondió explicandome que un porcentaje era una proporción: 'diez por cien' eran sus palabras y yo no daba crédito de la grosería de la que estaba siendo objeto. Y el repetía 'diez por cien' mientras yo lo miraba sonriendo y pensaba que eso no respondía mi duda aunque, en cierto modo, sí respondía mi pregunta: ¿cuánta glucosa hay en una solución glucosada al diez porciento? Sí, la respondía: diez (de glucosa) por cien (de agua), claro. Y todos mis compañeros, igual o más diletantes que yo, parecían saber qué unidad de masa tiene esa solución con respecto a la de volumen. Eso era lo que yo quería saber, pero hablar con precisión no es una característica generalizada en el ámbito médico, al menos no entre los médicos yucatecos. Entonces, levantarse de su asiento, acercarse al médico instructor, mirarlo a los ojos, y decirle 'doctor, quisiera saber si el porcentaje de glucosa que contiene la solución al diez porciento está medido en gramos o en miligramos; además quiero saber si la unidad de masa es la proporcional a la de volumen porque eso haría que tuviera o diez miligramos por cada cien mililitros (lo que en este momento me parece lógico) o tiene diez gramos por cien litros (esto último me parece absurdo por su concentración casi inexistente). Además porque mis compañeros dicen que son gramos en mililitros pero a mí me parece una cantidad excesiva de glucosa para una infusión que se haría por vía endovenosa; además pienso que esto no tiene sentido porque las unidades no son correspondientes, es decir se usan las unidades de masa y las subunidades del volumen, lo cual crea una duda razonable en mí acerca de las afirmaciones de mis compañeros' Y entonces el médico hubiera entendido por completo mi duda y la hubiera resuelto: 'no es una cantidad excesiva, sí son gramos de glucosa por cada cien mililitros de agua como dicen tus compañeros', pero nadie quería escuchar esa perorata, nadie estaba dispuesto, ni él a escucharla ni yo a proporcionarla. Por alguna extraña razón, a los médicos -al menos a los que conozco- les gusta mucho hablar sin escuchar y afirman que siempre están en lo correcto. Al parecer alguien les enseña a no escuchar. Esto me trae a colación innumerables memorias de personas de distintos niveles culturales que han sido tratadas de manera execrable por médicos a través de servicios públicos y servicios privados. Los médicos tienden (yo no me incluyo en el gremio por mi condición de diletante) a asumir hechos a partir de un par de premisas inconclusas y, alguien les hace creer, que su intuición acerca de las personas es la correcta. Quizás sea sólo el estrés. Pero estos son temas más complejos. Prefiero hablar de mi situación.
No sé si mi intelecto es demasiado reducido para la profesión médica o si mi piensamiento sólo aún no está entrenado en este sentido, es decir, sólo no he creado las habilidades necesarias y que todos mis compañeros ya han alcanzado.
Fin.

martes, septiembre 16, 2014

anhedonia

Su coche salió del taller y su dinero no. Tampoco salió del taller la gasolina que le puso a su coche antes de que se echara a perder. Su coche se volvió a echar a perder, benévolamente, cerca de su casa. Se bajó, abrió la tapa que oculta el motor y descubrió un entramado de cables que iban y venían de quién sabe dónde. Polvos pesados, grasas oscuras, metales de formas extrañas. No entendió nada y sólo supo que radiaba mucho calor de ahí. Volvió a cubrir ese extraño organismo y se sentó en la banqueta mirando una llanta. Desde que se despertó había sentido una extraña atracción por las cosas circulares. Un tiempo atrás, había estado sentado en el suelo de una lavandería mirando su ropa secarse. Daba vueltas en una máquina que era un túnel del tiempo. Era como un reloj que podía regresar el tiempo. Esto lo pensó sólo porque la máquina giraba en oposición a las manecillas de un reloj. Él ni siquiera tenía un reloj. Bueno, tenía muchos, pero ninguno funcionaba. También tenía un calendario detenido en el 20 de septiembre de un año atrás. Algo tenía contra el tiempo. Quizás debía detenerse, pero no lo hizo, así que llegó a la lavandería y puso su ropa a secar. Vio que giraban sus prendas y a cada vuelta tomaban más volumen. Sólo estaba sentado en el suelo, mirando la máquina girar, su ropa tomaba volumen poco a poco y él la miraba revolverse. Pensaba que su vida había estado en esa máquina. Todo se había dado vueltas y se había revuelto más y más. Su vida era una secadora. Tal vez por eso sentía tanta sed, porque el calor no explicaba su sed, porque ese era un día fresco en la ciudad que siempre era tan calurosa. Había tomado un agua de chaya, una planta fresca que crecía en esa región. Esa agua le encantaba, pero este día le pareció de una simpleza simple. Tal vez no estaba tan concentrada como otras veces. Se la sirvieron en un vaso de unicel, una cosa que por aquellos tiempos la gente usaba para transportar cosas líquidas o que necesitaran conservar su temperatura por largos períodos. Él no sabía por qué lo usaban tanto si ya era bien sabido -al menos eso era lo que se decía en la televisión o la radio- que ese material no era para nada biodegradable. Este término yo lo explicaría como "indestructible para la naturaleza". Para cuando atravesó el centro comercial ya no quedaba más que hielo en su vaso de unicel y pensó que lo había usado quizás menos de diez minutos. En otro momento hubiera hecho algo por encontrarle una utilidad a ese vaso, a ese material indestructible, pero hoy no. Regresó hasta la lavandería y vio que su ropa seguía lavándose. Así que se sentó en una mesa junto a su vaso indestructible a mirar otra máquina, esta tenía comida chatarra organizada cuidadosamente en unos espirales que las hacían correr desde el fondo de la máquina hasta un precipicio, desde donde caían al interior de una caja negra, y el hambriento, humillado, metía la mano en la caja negra, palpaba a ciegas en su fondo hasta encontrar la bolsa que tenía algo para meterse a la boca. Así miraba las cosas que siempre habían estado frente a él y seguirían frente a él. Así que miró hacia la otra máquina anterior, la que lavaba su ropa. Se había detenido, así que tenía que levantarse y sacar su ropa de ahí, porque eso es lo que se tiene que hacer cuando las máquinas se detienen. Lo hizo automáticamente, como la otra parte de la máquina. Sacó su ropa y la metió a la máquina que se calienta y seca su ropa. Se sentó en el suelo y pensó en el tiempo que se echaba para atrás, en su ropa y su vida que se desorganizaban a cada vuelta, a cada minuto a cada día. Estaba sentado en el suelo con las piernas encogidas. Miraba una pared llena de agujeros circulares, como si se encontrara cara a cara con una abeja gigante o con una herida producida por hongos extraños y mortales. De esos agujeros podían salir gusanos gigantes o pus o miradas de abejas hambrientas, pero sólo salían ropas limpias y secas. Quizá esto disimulaba el peligro y por eso los humanos, atraídos por sus movimientos circulares se acercaban y metían las manos en estas máquinas, en estos agujeros. De pronto el agujero caliente se detuvo y su ropa también. Ya no se desordenaba más, pero la manga de su bata estaba enrollada sobre su camiseta polo, y su camiseta polo estaba echa un rollo en su boxer y el boxer tocaba con el bolsillo salido de su pantalón blanco. Todo estaba muy enredado y fuera de su sitio. Ahí detenido dentro del ojo de la abeja, en la lesión fúngica, en el ojo de su gata recién muerta, en el agujero caliente. Tomó un respiro y se levantó. Abrió la puerta del ojo y metió la mano, sacó un pantalón y unas batas. Vació el ojo de su ropa y la dobló en una mesa amplia y limpia donde los humanos doblaban la ropa que sacaban de sus ojos ahora vacíos. Lo arregló todo detenidamente, quería que todo estuviera en su sitio correcto. Como el vaso indestructible, como la comida de la espiral, como el calor de su auto. Dobló su ropa, la colocó en una bolsa de plástico y se subió a su auto. Camino a su casa encendió la radio: nada, una voz varonil dijo algo, no supo lo que era, pero sabía que no le podía interesar. Dio un click y cambió de estación. Esta transmitía el sonido de una lluvia, tal vez una lluvia en el Golfo de Bengala una noche de mayo. Dio un click más porque tampoco le interesaba la lluvia del Golfo de Bengala. La radio se detuvo en una estación con música en inglés. Una voz varonil pero afinada decía "you'll be ok" una y otra vez. Pensó que Alejandra posiblemente conocía a ese cantante, le parecía haberlo escuchado antes con ella. "you'll be ok, you're not alone, the sun will rise to better days". Era como una pequeñísima palmada en el hombro, así que lloró mientras comenzó a escuchar el ruido anómalo de su motor que se sobrecalentaba. 

jueves, agosto 28, 2014

Encontré esto en un cajón

No redactaré ninguna entrada. Esto es un cuento per se. 
Esta es la segunda página, pero si ya comenzaste pues nadie te va a regañar. Continúa rebelde.
 Esta es la primera hoja. Si ya comenzaste por la anterior, no creo que haya problema. Quizás sea como Rayuela.

domingo, agosto 24, 2014

las estrellas naranjas



La ventanilla del auto, cubierta por gotas de la lluvia, se ha convertido para Fernando en un cielo de estrellas naranjas. La luz de los faroles de las avenidas hace sombras que se mueven sobre sus piernas, pasan por su torso y llegan a su cara, seguidas de una sombra dura y otra débil, es el segundero del reloj de la ciudad. Va de regreso a su casa en el asiento trasero del coche de su padre y no sabe lo que está pensando. Sólo mira el cristal con sus gotas naranjas y las sombras y la luz, intermitentes como las líneas de la calle.




martes, agosto 12, 2014

tratando de integrar el misterio



Con la boca abierta espero tu boca
Con los ojos cerrados espero tu boca
Con un vaho de aliento espero tu boca
Con las manos abiertas espero tu boca
Con un colibrí en el pulmón espero tu boca
Con los labios manchados espero tu boca
Con quemaduras espero tu boca
Con agujas espero tu boca
Con las ojeras espero tu boca
Todo dolor espero tu boca
Espero tu boca
pero tu
Espero

miércoles, junio 04, 2014

Sin saber que daña.

Sólo me quedan sospechas de madrugada sobre los cabellos rizados. Unos cuantos acordes de guitarra que giran suave haciendo temblar al aire, dejando sus migajas alrededor de cualquier cosa. Un poco nieve y un poco polvo. Un poco recuerdo y un poco fantasma. Es música de madrugada. 
Y me detengo, y la pluma queda tonta, lejos de la hoja. Quieta, mirando sin saber nada para poner. Sólo tiembla un poco nerviosa, cree que la hoja le juzgará, pero la hoja es un pedazo de pétalo o tierra muerta. La hoja no sabe que existen ni ella ni la pluma. Es como una bacteria que sólo vive sin saber que daña. Es como el amor que tampoco conoce a los amantes. Que sólo vive sin saber que daña. Es como la caricia que no sabe del dedo pero cree en el orgasmo. Es como la luz el cuerpo y la sombra. Lo mismo la tinta, el vaso y la planta. Todo es camino y no sabe qué daña.





jueves, febrero 13, 2014

Las noches de mi taza.

Mi taza hace sonidos inquietantes por las noches. La he oído silbar un poco de gipsy jazz mientras camina al refri a servirse vino o comidas que por la mañana no encontraré. Tambien la he oido caminar hasta cerca de mi perro y susurrarle que quiere platicar. No los he visto, porque siento que si me muevo se acabará el encanto y se detendrán. Pero mi taza por alguna razón no deja de caminar y silbar canciones alegres por las noches, es como tener a alguien que me arruye sin quererlo.
Tal vez por su desvelo de ciudad queda, por las mañanas acepta tan bien el café para sus ojeras.


jueves, febrero 06, 2014

José Luis Bobadilla

EL 2 DE OCTUBRE de 1996 falleció en un trágico accidente aéreo José Luis Bobadilla Fernández, al trasladarse de Lima, Perú, a Santiago de Chile, para cumplir con una misión del Banco Interamericano de Desarrollo, institución para la cual trabajaba desde el pasado mes de marzo.
La muerte de José Luis Bobadilla constituye una pérdida irreparable para la salud pública nacional e internacional. A lo largo de cuatro lustros participó como protagonista en la construcción de las bases de la salud pública moderna en México,
América Latina y más de 50 países a los que asesoró. Su carrera, de hecho, se ve truncada en la etapa más productiva. Es mucho lo que sus colegas y alumnos tendremos que esforzarnos para continuar con su labor.
Como estudiante de la Universidad Nacional Autónoma de México, José Luis Bobadilla fue miembro del Consejo Técnico de la Facultad de Medicina y se graduó con uno de los mejores promedios de su generación.
Tempranamente en sus estudios de medicina se interesó por los determinantes sociales de la enfermedad, e inmediatamente después de terminar la carrera se incorporó al gobierno federal para trabajar en la conformación de un grupo de diseño y análisis de información sobre salud y población.
Congruente con la búsqueda de la excelencia académica, fue además uno de los primeros miembros de su generación en completar sus estudios de doctorado en salud pública, que realizó en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de la Universidad de Londres.
Destacan dentro de sus actividades profesionales su participación en la fundación del Centro de Investigaciones en Salud Pública (CISP) en 1984 y del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) en 1987, que se creó mediante la fusión de la Escuela de Salud Pública de México, el Centro de Investigaciones sobre Enfermedades Infecciosas y el propio CISP.
Como Director del CISP (1987-1991), José Luis Bobadilla fue el responsable de construir la infraestructura académica del INSP. Cabe mencionar dentro de esta tarea su incansable labor como presidente fundador de la Comisión de Investigación. Además, fue él quien concibió los Congresos Nacionales de Investigación en Salud Pública que el INSP ha venido realizando desde 1990. De hecho, fue el presidente de los comités de programa científico de los dos primeros congresos nacionales. El despegue académico del INSP no hubiera sido posible sin la pasión por la excelencia que siempre caracterizó al trabajo de José Luis Bobadilla.
El doctor Bobadilla destacó también como líder y mentor de muchos jóvenes que se formaron en la Maestría en Ciencias en Epidemiología, que él se encargó de institucionalizar como programa conjunto entre el INSP y la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Como investigador, se interesó particularmente por la equidad en salud. Desde el inicio de su carrera se dedicó a la medición y al análisis de las necesidades de salud, en especial de las mujeres y los niños, y al estudio de mecanismos de distribución racional de los recursos para la salud. Asimismo, fue pionero en la medición de la calidad de la atención prenatal y del parto; su tesis doctoral es ya un trabajo clásico sobre el tema. Después de dedicarse intensamente a la investigación sobre la epidemiología perinatal y a la reflexión sobre los indicadores de salud infantil, su interés se enfocó en la mortalidad materna, que expresa las consecuencias extremas y dolorosas de la inequidad en el acceso a servicios de calidad para la atención del embarazo, el parto y el puerperio. Era tal la elegancia de los diseños de sus investigaciones y tal el cuidado con que las llevaba a cabo, que el doctor Avedis Donabedian, durante una de las reuniones del Comité Consultivo Académico del INSP, expresó su admiración calificando a José Luis como un "artesano de la investigación".
El doctor Bobadilla también fue pionero en el estudio de la transición epidemiológica. De hecho, escribió el primer trabajo que introdujo en México el concepto de transición epidemiológica y fue coautor de algunos de los artículos más citados sobre este tema.
Su trabajo en el campo de la transición epidemiológica y su trayectoria como líder de la salud pública en México le valieron la invitación a formar parte del área de investigación del Banco Mundial. Después de un debate consigo mismo aceptó el desafío con la intención de darle a su trabajo profesional una perspectiva internacional.
Desde su llegada al Banco Mundial puso en evidencia su capacidad al participar como coeditor del libro Prioridades para el Control de Enfermedades en Países en Vías de Desarrollo y posteriormente como coautor del célebre Informe sobre el Desarrollo Mundial 1993: Invertir en Salud. A él se debe la formulación de los paquetes de servicios de salud como instrumento de ampliación de cobertura. En México fue el encargado, dentro del estudio Economía y Salud, de diseñar el paquete esencial de servicios de salud, que sirvió de base para el paquete que hoy constituye uno de los pilares de la reforma del Sector Salud mexicano.
Como funcionario del Banco Mundial, además, viajó literalmente por el mundo entero entrevistándose con ministros de finanzas y de salud y con otros altos funcionarios, a fin de brindarles su cooperación y de convencerlos sobre la necesidad de mejorar el financiamiento del sector salud, establecer con mayor transparencia las prioridades y promover políticas saludables.
Los últimos años de su vida los consagró al diseño de criterios para la definición de prioridades en salud, al estudio de la epidemia de violencia que azota a los países de América Latina y a impulsar el proceso de reforma por el cual atraviesan gran parte de los sistemas de salud del orbe. Desde su posición internacional mantuvo siempre un estrecho contacto con México y utilizó toda su influencia para ayudar a la causa de la salud en su país.
José Luis Bobadilla fue miembro de la Academia Nacional de Medicina, la Sociedad Mexicana de Salud Pública, la Sociedad Mexicana de Calidad de la Atención a la Salud, la Asociación Mexicana de Epidemiólogos, la International Epidemiological Association y el Comité de Población de la National Academy of Sciences de Estados Unidos.
Como ser humano cálido, José Luis Bobadilla siempre supo combinar la amistad y el trabajo profesional, lo que le ganó el respeto y el afecto de muchos colaboradores y
alumnos. Sobreviven a José Luis su esposa Patricia, médica y demógrafa; sus hijos Mariana, Sebastián y Lorena; sus padres, la señora Lilia Fernández y el doctor Rosendo Bobadilla, y su hermano Carlos. 
La salud pública mexicana ha perdido a uno de sus mejores hombres; la salud del mundo a uno de sus incansables promotores. Su muerte a destiempo deja un vacío insalvable en los corazones de sus familiares, amigos, colegas y discípulos. Pero su vida intensa nos deja la inspiración de una obra intelectual e institucional que habrá de perdurar. Más que nada, su enorme calidad humana nos deja una riqueza espiritual que estará siempre con nosotros.

Dr. José Luis Bobadilla Fernández
Producción académica
Artículos de investigación revisados por comités académicos rigurosos
1. Frenk J, Bobadilla JL, López AD. Medicina liberal y medicina institucional en México. Salud Publica Mex 1976;43:481-493.
2. Bobadilla JL. Evaluación de la calidad de los datos sobre mortalidad perinatal. Encuesta Mexicana de Fecundidad 1976-1977. Salud Publica Mex 1985; 27:454-467.
3. Frenk J, Bobadilla JL, Sepúlveda J, Rosenthal J, Ruelas E, González-Block MA et al. An innovative approach to public health research: The case of a new centre in Mexico. J Health Admin Educ 1986; 4:467-482.
4. Frenk J, Bobadilla JL, Sepúlveda J, Rosenthal J, Ruelas E. Un modelo conceptual para la investigación en salud pública. Bol Oficina Sanit Panam 1986;101(5):477-492.
5. Frenk J, Garnica ME, Zambrana M, Bronfman M, Bobadilla JL. Migración y salud: notas para un campo interdisciplinario de investigación. Salud Publica Mex 1987;29:276-287.
6. Bobadilla JL, Cerón S, Coria I. Cobertura y calidad de registro de defunciones perinatales ocurridas en instituciones de salud del D.F. Estudios Demográficos y Urbanos 1987;2:257-271.
7. Coria I, Bobadilla JL, Cerón S. Valores de referencia para evaluar el crecimiento intrauterino en nacimientos ocurridos en la Ciudad de México. Salud Publica Mex 1988;30:68-80.
8. Langer A, Bobadilla JL, Bronfman M. El apoyo psicosocial durante el periodo perinatal. Revisión conceptual y bibliográfica. Salud Publica Mex 1988;30:81-87.
9. Frenk J, Bobadilla JL, Sepúlveda J, Rosenthal J, Ruelas E. A conceptual model for public health research. Bull Pan Am Health Organ 1988;2:60-71.
10. Bobadilla JL, Cerón S, Suárez P. Evaluación de la calidad de los datos sobre mortalidad perinatal: registros vitales en México. Salud Publica Mex 1988;30:101-113.
11. Bobadilla JL. Los efectos de la calidad de la atención médica en la sobrevivencia perinatal. Salud Publica Mex 1988;30:416-431.
12. Bobadilla JL. Problemas y prioridades de la sobrevivencia en la infancia. Salud Publica Mex 1988;30:470-481.
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Libros y monografías
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15. Bobadilla JL, Cowley P, Musgrove P, Saxenian S. The essential package of health services in developing countries. En: World Bank, Background Paper Series No. 1 for the World Development Report 1993: Investing in health. Washington, D.C.: The World Bank, 1993.
16. Frenk J, Lozano R, González-Block MA, Bobadilla JL et al. Economía y salud: propuestas para el avance del sistema de salud en México. Informe final. México, D.F.: FUNSALUD, 1994.
17. Bobadilla JL, Costello C, ed. Adult health priorities and policies in the newly independent states. Washington, D.C.: National Academy Press. 
En prensa. Capítulos de libro

1. Bobadilla JL. Mortalidad en México. En: Ortiz-Quezada F, ed. Vida y muerte del mexicano. México, D.F.: Editorial Folios, 1982:Tomo I.
2. Bobadilla JL. Calidad de la atención perinatal en la Ciudad de México. En: Lates A, Farren M, MacDonald J, ed. Salud perinatal e infantil en América Latina. Ottawa: 1989.
3. Bobadilla JL. Necesidades de investigación. En: Hernández P, ed. Salud de la mujer y el niño: hacia una estrategia de atención primaria a la salud en Guerrero. Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud Pública, 1989.
4. Bobadilla JL. La salud perinatal en México. En: Hernández P, ed. Salud de la mujer y el niño: hacia una estrategia de atención primaria a la salud en Guerrero. Cuernavaca, México: Instituto Nacional de Salud Pública, 1989.
5. Bobadilla JL, Lozano R, Reyes S. Reproducción humana, planificación familiar y la salud de las mujeres y los niños. En: Dirección General de Planificación Familiar, ed. Avances y perspectivas de la investigación social en planificación familiar. México, D.F.: Dirección General de Planificación Familiar, SSA,1988.
6. Bobadilla JL. La formación de investigadores en salud pública. En: De la Fuente JR, Martuscelli J, Alarcón D, ed. Investigación en salud: avances y transición. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1990:308-322.
7. Frenk J, Ruelas E, Rojas M, Bobadilla JL. La investigación en servicios de salud. En: De la Fuente JR, Martuscelli J, Alarcón D, ed. Investigación en salud: avances y transición. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1990:191-200.
8. Bobadilla JL. Excesos tecnológicos en la atención a la salud: el caso de la operación cesárea. En: Frenk J, ed. Salud: de la investigación a la acción: avances y transición. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1990:80-90.
9. Baz G, Frenk J, Bobadilla JL, Schlaepfer L, et al. Community health workers in the State of Mexico. En: Hardie M, ed. Patchwork in urban health care. Londres: 1990.
10. Langer A, Lozano R, Bobadilla JL. Effects of Mexico's economic crisis on the health of women and children. En: González-de la Rocha M, Escobar R, ed. Social responses to Mexico's economic crisis of the 80's. San Diego: Center for US-Mexican Studies, University of California, 1991:195-218.
11. Bobadilla JL, Possas-De A C. Epidemiological transition and health policies in Latin America: An analysis of three middle income countries. En: Preston S, Gribble J, ed. Policy and planning implications of the epidemiological transition. Washington, D.C.: National Academy Press, 1993.
12. World Bank Kyrgyzstan, ed. Social protection in a reforming economy. A World Bank Country Study. Washington, D.C.: World Bank Press, 1993.
13. Bobadilla JL, Frenk J, Frejka T, Lozano R, Stern C. The epidemiological transition and health priorities. En: Jamison DT, Mosley HW, Measham A, Bodadilla JL, ed. Selecting disease control priorities in developing countries. Nueva York: Oxford University Press for the World Bank, 1993.
14. Mosley HW, Bobadilla JL, Jamison DT. The health transition: Implications for health policy in developing countries. En: Jamison DT, Mosley HW, Measham A, Bobadilla JL, ed. Disease control priorities in developing countries. Nueva York: Oxford University Press for the World Bank, 1993.
15. Bobadilla JL, Frenk J, Lozano R, Frejka T, Stern C. The epidemiologic transition and health priorities. En: Jamison DT, Mosley HW, Measham A, Bobadilla JL, ed. Disease control priorities in developing countries. Nueva York: Oxford University Press for the World Bank, 1993.
16. World Bank Uzbekistan, ed. Adjusting social protection. A World Bank Country Study. Washington, D.C.: World Bank, 1994.
17. Murray C, Bobadilla JL. Epidemiological transitions in the formerly socialist economies: Divergent patterns of mortality and causes of death. En: Bobadilla JL, Costello C, ed. Mortality profiles in the NIS and adult health interventions. Washington, D.C.: National Academy of Science Press. En prensa.
18. Suárez P, Bobadilla JL. Assessment on maternal and child health needs in developing countries En: Wallace H, Giri K, Serrano C, ed. Health care of mothers and children in developing countries. Oakland, California: Third Party Publishing Company, 1995.
19. Frenk J, Bobadilla JL, Lozano R. The epidemiologic transition in Latin America. En: Timaeus I, Chackiel J, Ruzicka L, ed. Adult mortality in Latin America. Nueva York: Oxford University Press, 1996.
20. Bobadilla JL, Costello C. Mortality profiles and adult health interventions in the newly independent profiles. En: Bobadilla JL, Costello C, ed. Mortality profiles in the NIS and adult health interventions. Washington, D.C.: National Academy of Science Press. En prensa.

viernes, enero 17, 2014

la casa de los ecos


Los relojes de mi casa y mi reloj de pulsera no tienen sincronizados los segunderos, y acabo viviendo tres veces el mismo momento. El mismo parpadeo lo hago siempre a diferentes horas y a veces llego tarde al trabajo y otras llego muy temprano. Me paro junto a mi café y lo preparo y cuando lo quiero servir a veces aún no lo preparo. Tomo el asa y cuando le echo el agua para enjuagar la jarra diluyo el café frío de los segundos atrasados. Esto comienza a darme un dolor de cabeza perpetuo, porque me ha dado problemas sociales; el otro día (ya no sé si fue otro o el mismo) llegó a mi casa mi mamá y cuando le abrí la puerta no había nadie y luego sonó el timbre de nuevo y cuando abrí la puerta ahí estaba y entonces cuando nos sentábamos en la sala llegó de nuevo y tuve que atender dos veces a mi madre y se puso incómodo el asunto porque una quería café y la otra una cocacola y no sabía a cuál atender primero porque preparar el café es una cuestión de azar, dependiendo del orden en el que coloques el agua y el café en la cafetera puede estar o no estar listo a los pocos minutos; y segundo porque no sabía si cuando regresara con la cocacola la traería o la traería después y no sabía si al regresar regresaría yo o regresaría el que trae la cocacola; y si regresáramos los dos sería incómoda la casa para estas cuatro personas. Fue una cuestión incómoda así que decidí que tenía que pedirles a ellas que tomaran lo que quisieran, pero que no salieran de casa, porque me ponía de nervios que si una se fuera volviera a llegar dos veces y entonces tendría a tres mamás aquí conmigo. ¿Dónde pondrías cómodamente a tu madre tres veces?
Mamá uno, la que quería una cocacola, trató de servirse agua, pero sólo consiguió hacer un regadero en toda la cocina. Tuve que explicarle que el vaso tiene que sacarlo tres veces de la estantería. Le mostré que el vaso que ella pensó tomar estaba aún en el anaquel y entendió. Entonces tuve que explicarle a mi madre dos de nuevo que si quería tomar café tenía que tener cuidado de tener todo a mano: si el café estaba frente a ella tendría que mirarlo y dejarlo reposar, mirar que no desaparezca. El agua agua, al sacarla del garrafón, vería cómo sube y baja el nivel para subir un nivel más y bajar y subir y bajar para subir. Sería cuestión de acostumbrarse al mareo. Fue complicado recibirlas de nuevo en la sala con sus bebidas en las manos porque mamá uno pensaba que en cualquier momento desaparecería el vaso o desaparecería su mano mientras ella y sus espectros venían por el pasillo.
Era siempre una corredera de voces que decían las mismas cosas o cosas diferentes, así que también platicar era un asunto complicado. Mamá Uno comenzaba por decir que las cosas en su colonia eran más fáciles desde que comenzaron a llegar los avisos por correo y Mamá Dos enseguida procedía a decir que sus amigas del trabajo la habían invitado a un nuevo restaurante que se había puesto de moda en la ciudad. Y era difícil entenderlas porque al parecer ellas no notaban la presencia de la otra. Mi exigua atención tenía un reto perenne en esos días.
Tuve que detener uno a uno los relojes e ir sincronizando los segunderos con los otros que se movían, empresa complicada porque los días cambiaron sin que yo me diera cuenta y el tiempo se averió en mayor manera. Acabé por llegar al trabajo y recibir pacientes de días posteriores cuyos casos no había revisado y tuve que reprogramarlos para nuevas citas. Algunos pacientes, a partir de este hecho, nunca regresaron. En otra ocasión, cuando creí que los relojes estaban ya sincronizados, encontré que el boleto de camión que compré para el jueves lo había perdido una semana atrás. Entonces no comprendía lo que pasaba, todo estaba peor. Le había dado demasiadas vueltas a las manecillas del reloj de pulsera y llevaba en mi muñeca una semana de atraso, entonces, cuando creía estar para la cita precisa a la hora precisa me enteraba de cierta forma que había llegado notoriamente tarde con lo cual durante varios días arruiné mi actividad social y política. 






continuará...

lunes, enero 06, 2014

diez de mayo de dos mil diez

libros en lista
libros en columna
libros de brazos
hay un accidente
un seno desnudo busca su mano
van cayendo poco a poco
en solitario


***



en esta tierra no tenemos Dios
somos la tierra que salió mal
la tierra correcta está llena de árboles



***



Si una mirada se hincha
las gotas son un obstáculo



***



cada mañana hay un topo que me deja ciego



***



¿quién es la mañana?
¿quién trae el río?
¿se te olvidaron las aguas
o sólo quieres ser niño?

exto encontrado en una libreta

http://www.youtube.com/watch?v=jUk-5nsGedM

Leo y pienso muchas cosas. Me levanto por mi libreta y al volver ya no sé lo que hube pensado. Leo y pienso en otras cosas y pienso que tengo que apuntarlas. Me levanto por mi pluma y al volver sólo recuerdo que tengo una mano en la pluma. Sigo leyendo.



así es como dejo mi cuaderno en blanco y mi pluma llena