martes, octubre 29, 2013

haciendo inferencias

Los perros nunca han sido hombres, por eso les cuesta trabajo aprender cómo convivir, por eso están tan interesados en convivir con nosotros, para aprender a ser humanos, para saber cómo deben comportarse después de su próximo nacimiento. Por eso los humanos nacemos temerosos. Temerosos de aún ser perros o de que nadie pueda ver que somos humanos y seguir siendo tratados como perros.
Los gatos ya fueron humanos. Es la siguiente vida, el próximo nivel, por eso los gatos ya saben del mundo, por eso no les importa morir, por eso aprendieron a callar; porque los perros, al convertirse en hombres, no dejan de hablar y maldicen y juzgan, porque no conocen la muerte humana. Los gatos, que ya aprendieron de la muerte perruna y luego de la humana, han aprendido a callar, a tener vergüenza a fuerza de perderla.
Un hombre puede comprar un perro o lo puede encontrar en la calle, pero en estos días, comprarlo resulta glamoroso. Un hombre puede encontrar un bebé humano en la calle, pero no puede comprarlo, resulta escandaloso. Un hombre -el mismo hombre- puede encontrar un gato en la calle, pero no puede comprarlo, resulta extraño, porque los gatos -humanos muertos- lo mismo que cadáveres, lo mismo que frutas, aparecen en la noche: ningún humano podrá mirar el nacimiento de un gato, sería como asistir al nacimiento de la humanidad.

lunes, octubre 14, 2013

Los peces le dan picazón al mar. Lo tallan con sus escamas desde adentro, eso lo vuelve loco. Los pingüinos, las ballenas y los delfines comen peces y masajean suavemente las olas para mantener la calma y le cantan quedidos secretos el oido para que el mar pueda seguir dormido.




tomado del féisbok

domingo, octubre 13, 2013

Hay un iguanito. Camina a la parte más alta de la piedra y para él es un acantilado. Ya en la cima, comienza su rito de seducción -así como las mujeres acentúan sus rasgos con maquillaje- él mueve su pecho de arriba a abajo, repetidamente. A un metro está Fernando sentado bajo un árbol porque no sabe en qué ocupar su vida. Fernando lo mira con su movimiento, rutinario como cualquier apariamiento y le dice
-¿A mí me estás coqueteando? No te convengo, querido, tomo mucho y duermo poco y de vez en cuando me pongo loco por motivos que yo invento.
El iguanito se detiene, azorado por el rechazo, pero lo mira un momento más y vuelve a su movimiento. Arriba abajo. Fernando sólo posa su vista en el asfalto.

tomado del féisbok

...

todo debe cubrirse con cemento
llenen su cabeza con cemento
pongan sus manos dentro de baldes con cemento
su boca llénese, cúbrase con cemento
el más rígido cemento
porque en sus pulmones sólo tiene un aire aplastado
llénenlo de cemento
su corazón fue cambiado por una naranja
y sus tripas no se han descompuesto
abran una cuna, un pozo y pónganle cemento
no lo dejen acostado: que le duela el cemento
que le duela la espalda
que le duelan los pies
que le duela el cemento
un par de alfileres en sus párpados para que no duerma
y cúbranle la mirada vacía con cemento

ahí deben crecer las ciudades
los asesinatos
y el páncreas roído de calambras*
nunca habrá un árbol
nada crecerá de ese pedazo de cemento
las cosas sucederán lejos
sobre el cemento
pasos, un teléfono perdido, escupitajos, una mano desmembrada
puntas de pie para dar un beso
la lluvia
los ácaros
la risa
el viento que saluda el polvo
las carnes podridas
los perros podridos
todo está sobre el cemento
pero a él guárdenlo
que no salga que se contenga bajo el mundo
que la vida no lo mire
que nadie lo sepa
que nadie escuche los ecos de su cabeza
que no pase el aire
que nunca atardezca 







*Calambres, se sustituyó por calambras.