i
En el claustro donde crecieron estos árboles
les enseñaron a destruir ciudades
pero quietos, indefensos,
-para no levantar sospechas-
moribundos desde que nacen
sus palabras son las piedras que
levantan
los tropezones de los peatones
Sus miradas las perdieron
las dejaron guardadas en la tierra
en la que corrieron ágatas y
muslos
ii
Las ciudades
acabarán con los árboles
los que levantan sus
raíces fuera del suelo
los que no alimentan gusanos
ni cenotes
esos que yerguen
con las piernas entrelazadas
para disimular sus quejas de alquitrán
para controlar los asfaltos y las horas
y recuperar las miradas que perdieron
en el iracundo seno de la tierra
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